Jardinero

               I

Al coger una rosa
un jardinero,
del rosal las espinas
su mano hirieron
y la rosa, dolido,
la tiró al suelo.

        Qué hombre más necio.
        Se quedó con la herida
        y sin el precio.

             II

Un pescador nadaba
buscando perlas
cuando en lo más profundo
vio la más bella,
pero por miedo a ahogarse
se fue sin ella.

        Bien me parece.
        Si no quiso arriesgarse
        lo la merece.

           III

Lloraba aquel rey moro
tras la batalla
en que a manos cristianas
perdió Granada;
que para defenderla
no tuvo agallas.

        Yo juraría
        que no lloró a Granada
        sino a su hombría.

           IV

Son muchos los que imitan
al jardinero,
al pescador o al débil
rey agareno,
y la dicha se escapa
de entre sus dedos.

        También yo he sido
        como cualquiera de ellos
        y te he perdido.